Una vez sentados en la mesa, tanto Gianluca como Valery comienzan a descubrirse un poco más entre ellos. Ambos descubren que viven en Barcelona y parecen tener cierta conexión con el mundo espiritual. Sin embargo, a medida que avanza la cena, Valeria descubre que no ha encontrado en Gianluca esa chispa tan necesaria para que caiga profundamente enamorada.