Sucedió en Mazarrón el 13 de noviembre de 2011. Allí, un preso fugado y su novia se hospedaban en un hostal donde Mar le ayudó a colocarse un chaleco antibalas y del que él salió con un pasamontañas, una mochila en la que llevaba dos pistolas y un subfusil, además de unos prismáticos porque tenía la obsesión de que le estaban persiguiendo.