Cuando tenía 18 años trabajaba en un 'sex shop', como bien nos contaba y era algo que no se le daba nada mal: "Me quería ir de casa de mis padres, me salió este curro y fui el que más caja hice de esa temporada. Me llamaron los de la franquicia, los jefes para decirme enhorabuena porque vendí 300.000 pesetas en una tarde".