Adriana está muy dolida porque Diego le ocultó la detención de Claudio el día de su boda. Él, atormentado por el dolor de Adriana y sobre todo por el otro secreto (aún nadie sabe que fue él el delator), intenta redimirse convenciendo a Nacho para ser el abogado de su suegro, y consigue que su mujer le perdone con la intercesión del mismo Claudio. Lo que no imaginan es que la pena solicitada para Claudio es de diez años.