Como Adriana se da cuenta de que el delito que ha cometido se interpondrá para siempre entre ella y Diego, le dice que quiere dejar de salir con él porque ha dejado de quererle. Diego no entiende nada y se queda hundido, y Adriana, sintiéndose más culpable que nunca, tomará otra difícil decisión: alejarse cuanto pueda del hombre al que ama.