Tras recibir el encargo del Joni, Adriana se ve entre la espada y la pared al tener que decidir entre enfrentarse al delincuente o traicionar a sus amigos robando las joyas de la exposición. Asustada, la joven decide pedir ayuda a su padre que se pone manos a la obra para intentar que la empresaria retire la exposición de la revista y evitar así que su hija tenga que ponerse en peligro.