Tras una comida con Diego, Adriana no puede creer que el hombre tierno y detallista que ella conoce sea el mismo que intenta derrocar a Chali de la presidencia de la revista. Por eso quiere dejar su tarea de espionaje, pero un encuentro con Olarte y una misteriosa carpeta le hacen sospechar. Entretanto, Be trata de hacer su vida al margen de César centrándose en el artículo de los guardaespaldas y le aclara al reportero que jamás serán amigos, sino meros compañeros de trabajo.