Por más que intenta evitarlo, Incila tiene que pasar por el vergonzoso trance de enfrentarse a una revisión médica con la finalidad de descartar un posible embarazo. Pero sus problemas no se terminarán ahí porque una vez superado el trámite con Füzun, tocará afrontar los hechos ante su familia. Mientras Incila se siente más sola que nunca, Mete vuelve a ser el único que muestra compasión por ella.