Herida en lo más profundo, Sude no es capaz de afrontar su nueva realidad. Debe mantener la mentira de su embarazo, pero también quiere encontrar la forma de retener a Firat que sigue centrado en Elif. Dila escapa de la férrea vigilancia de su hermano para cometer una nueva tropelía. Pero esta vez ya no tendrá escapatoria.