Firat sigue muy dolido con Elif y se mantiene alejado de ella que, aconsejada por Fulya, intenta por todos los medios darle su versión de lo sucedido. Pero el empresario no puede dejar de lado la idea de que el silencio de su mujer fue el causante de sus males. Mientras, el irreal mundo en el que vive Dila sigue acrecentándose con peligrosas fantasías.