Tiago, descolocado con el regreso de Marco, le pide consejo a Tó Mané que rápidamente se pone de su parte. El hijo de Lola tampoco confía en el ingeniero ni en sus dobles intenciones. Mientras, Cacao se lleva una alegría al comprobar que su cacao picante no está perdido del todo, pero no le gustará saber cómo se han salvado las semillas.