El presunto Mario entra en casa de las chicas, pero Álex consigue zafarse de él, rociándole con spray defensivo en los ojos. Descubrirá después que no se trataba de Hugo, de quién sospechaba, al ver que tiene los ojos limpios. Como epitafio para su maldad, Rita intenta desactivar los artilugios que mantienen con vida a Jero.