Hugo, más deprimido que nunca, rechaza todos los regalos que le han llevado sus compañeros de instituto. Confiesa a Lucía y a Jero los motivos de su actitud: está destrozado porque el juez, padre de su ex novia, le ha comunicado que nunca más recuperará el tercer grado ni se revisará su caso. Lucía sabe que sólo existe una opción: que Jaime confiese la verdad o que pida ayuda a su padre dado que es amigo del juez. Pero Jaime se niega a reconocer públicamente su responsabilidad en el asunto.