Andrea acompaña a Guillermo y a Toño a celebrar la llegada de la Navidad. Dejándose llevar por la euforia del ambiente, los chicos empiezan a beber sin freno, en lo que acaba siendo una apuesta: Toño intenta demostrar a todos y a sí mismo que es capaz de beberse un litro de alcohol sin hacer tan siquiera una pausa.