En casa de Alex acaban de recibir un cassette de los secuestradores que parece contener la voz distorsionada de una llorosa Carlota. Al contrario que Nico, Alex cree que pertenece a su hermana, por lo que Mario se presta a analizar el espectro de sonido con sus amplios conocimientos de electroacústica. Al día siguiente, los secuestradores piden un rescate de cinco millones de pesetas.