Jesús Calleja pisaba la orilla de las Lagunas de Ruidera y se encontraba con un autobús de turistas que estaban visitando este lugar, momento en el que se encontraban con el presentador, lo que les hacía una tremenda ilusión y no dudaban en pedirle unas fotos, lo que hacía que Calleja tuviera que parar la grabación, protagonizando un surrealista y divertido momento.