Ron y Heather se compraron su hogar atraídos por la gran personalidad del edificio y por sus más de cien años de antigüedad. Ahora que ha pasado el tiempo, la pareja encuentra contras que les obligan a hacer un cambio: la planta principal está impracticable, la habitación de su hijo es pequeña y la cocina de la segunda planta no cumple todos los requisitos que necesitan.