Este componente se ha puesto muy de moda en el mundo de la estética. Se ha descubierto que tiene unas propiedades que puedan dar buenos resultados a corto plazo: un tono de la piel unificado, silueta facial definida y una mejor elasticidad. El tratamiento se inyecta como en el caso del bótox y evidentemente está tratado en un laboratorio previamente. Sin embargo, es una tendencia costosa que no está al alcance de todos los bolsillos ni tampoco está demostrada la duración de sus efectos a futuro.