Andrés Iniesta ya llamaba la atención jugando al fútbol desde que era pequeño. Había despuntado en Albacete y su clase despertó el interés del FC Barcelona. Él en un principio no quería irse a la Masía, pero su padre le convenció. Acabó siendo la decisión que marcaría su futuro, aunque en ese momento a punto estuvo de volver a casa.