Gerard se ofrece a arreglarle la puerta del armario a Maica y, tras conseguirlo, esta se lo agradece entusiasmada. Instantes después, el de Tomelloso continúa haciendo deporte en el jardín mientras se mira en el espejo del armario que ha arreglado, lo cual provoca la risa de las chicas, que piensan que lo ha hecho para poder mirarse en él.