Álvaro se levanta a coger el mando del aire acondicionado, y se queda parado enfrente del sofá de forma inquietante. En este momento, Bea se despierta y grita del susto al ver a su compañero frente a ella en la oscuridad. Álvaro le dice que solo quiere ajustar el aire y ella, tras llevarse la mano al corazón todavía con el miedo en el cuerpo, se ríe y se vuelve a dormir.