Nada más llegar, descubrían una cámara que enfocaba a la puerta de acceso a la vivienda: "¿Y ahora qué vamos a hacer? Nada más entrar van a saber que estamos aquí", decía Iván. "Yo creo que deberíamos desactivarla", sugería Jose. Pero había un problema: ninguno de los dos conocía la contraseña.