La obsesión por lucir un bronceado perfecto lleva a muchos a prácticas peligrosas: desde el uso de aceites sin protección hasta mejunjes caseros, rayos UVA sin control o sprays nasales ilegales. Pero detrás del tono dorado se esconden riesgos serios como el fotoenvejecimiento prematuro y un aumento alarmante en los casos de cáncer de piel.