Durante las fiestas, la atracción entre Fani y Rubén crecía. Bailes apretados, confesiones y hasta regalos. Ella tenía muchas ganas de besarle, pero se contenía pensando en su novio. Él también sentía que quería dar un paso más en sus juegos. Hasta que, una noche que se quedaron a solas en el sofá, Fani cayó en la tentación.