Ruvens y Óscar recibieron juntos los regalos de sus respectivas familias. El director de cine no pudo contener las lágrimas con un pequeño joyero que llevaba un hueso de su perra fallecida. Por su parte, Óscar se puso muy contento por volver a tener uno de sus gorros de hípica, con un especial significado que contó en la gala.