Él parecía comodísimo durante la cita, tanto que no paraba de hablar. Pero a Jeannine esto no le gustó en absoluto ya que hablaba tanto que ella no podía decir ni una palabra. Pero la cosa empeoró cuando él empezó a presumir de sus virtudes sexuales. “Cuando una mujer me prueba, repite y ya no me deja en paz”, le espetó. Ella le contestó, seria y algo irónica: “¿En serio? Eres un máquina ”.