La apariencia de un hombre familiar y amable no mostraban lo que era verdaderamente Koldo Larrañaga, un asesino con piel de cordero. En 1988, se encontró en Vitoria un cuerpo descuartizado, dividido en varias bolsas de basura. La investigación policial llegó hasta él, Koldo, un 'amable' hostelero.