Considerada una de las mejores jugadoras de voleibol del mundo, Ingrid Visser, de origen holandés, viajó a España en el año 2009 para unirse al equipo CAV Murcia. Poco tiempo después, el club entrará en quiebra e Ingrid y su marido, Lodewijk Severein, comenzarán una serie de negocios con el gerente, Juan Cuenca. Estos negocios les acabarían costando la vida.