Chicas entrando y saliendo, hombres yendo al lugar de madrugada, fiestas nocturnas interminables, gritos y gemidos. Eso es lo que tienen que soportar cada noche los vecinos de un edificio en Palma de Mallorca. Los propietarios se encuentran hartos y denuncian un presunto prostíbulo ilegal, trata de animales y venta de droga en uno de los pisos.