Daniel compró una casa en Loranca de Tajuña, Guadalajara, tras separarse. Aprovechando su ausencia, unos okupas entraron y cambiaron la cerradura. La Guardia Civil no los ha desalojado y ahora Daniel vive en la calle con su bebé. Al intentar hablar con los okupas, el equipo del programa fue amenazado. Uno de ellos afirmó que, incluso si agredía o rompía la cámara, al día siguiente estaría libre.