El kiosko de Pitu llevaba abierto tan solo seis meses. Había sido un sueño cumplido que venía ligado, además, al recuerdo de su madre. A pesar de llevar poco tiempo abierto, el negocio era más que rentable. Pero algo tan trágico como las lluvias torrenciales por la DANA en Chiva hicieron que Pitu lo perdiese todo.