Iker Jiménez ha traído hasta la nave del misterio una de esas historias que hielan la sangre. Se trata del atroz experimento que llevó a cabo en el siglo XII Federico II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y nieto del famoso Federico II Barbarroja, y que tuvo como víctimas a un grupo de 30 (algunos dicen que 31) bebés recién nacidos.