Fue coronado en el año 2016 tras el fallecimiento de su padre pero antes fue apodado como el Justin Bieber tailandés a raíz de sus apariciones con camisetas cortas y lleno de tatuajes que resultaron no ser verdaderos. En Tailandia, no se puede criticar al rey porque hacerlo podría suponer una condena de hasta 35 años de cárcel, sin embargo, la polémica ha sido reiterada dado que se regaló a sí mismo una "consorte imperial" y pasó el confinamiento en un hotel con un harén de 20 concubinas.