En medio de la mejoría de Safiye, el que pierde la cabeza es Hikmet, que totalmente desorientado acude a casa de su hija, creyendo que sigue viviendo allí, lo que provoca una tensa situación, ya que no quiere que enferme su padre por la suciedad. Pero con la ayuda de Han y de Gülben, consiguen tranquilizar a Safiye, y motivarla para limpiar la antigua habitación de su padre, quien le dice que quiere volver a dormir allí.